“Hay que hacer una Universidad”, dijo Steve Jobs a sus colaboradores más cercanos en 2008. Luego él contrató al sociólogo Joel Podolny, el decano de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale. A él le encargó armar los planes de estudio sobre la cultura de Apple, su historia, el crecimiento, la marca, la visión, los procesos internos, el marketing y los modelos de negocios de sus productos y servicios desde que la compañía nació.
El objetivo de la idea académica de Jobs era simple: educar a los empleados y a los futuros ingresantes para que la empresa pudiera regular y nivelar los conocimientos internos.
Pero hay quienes aseguran que Jobs creó la pequeña institución interna como una suerte de legado. El fundador ya conocía de su enfermedad (cáncer de páncreas) y quería asegurarse de que la compañía siguiera sus enseñanzas al pie de la letra, como si él estuviera vivo.
Entonces los cursos no son obligatorios, pero tienen una alta concurrencia. Quienes quieren asistir a alguno deben inscribirse en un sitio web interno (solo para empleados). Pero la universidad ya cruzó las fronteras. Los profesores suelen viajar a China, donde la empresa es muy fuerte, a dictar cursos para los empleados asiáticos. Hay rumores de que el año próximo planean inaugurar una sede allí.